El descanso: tu mejor hábito para tener una vida sana

El descanso: tu mejor hábito para tener una vida sana

Continuamos con el estudio de las Leyes que equilibran nuestro Cuerpo, Mente y Espíritu; podéis leerlo muchas veces y ponerlo en práctica. El descanso es un principio fundamental en la vida de todo ser humano.

La vida sana y natural contiene información maravillosa pero desconocida. La sociedad nos hace dependientes de médicos y fármacos; incluso, muchos naturistas generan en sus clientes adicción hacia productos que en realidad no necesitan, promoviendo hábitos de consumo y vicios, en lugar de educar a las personas para que puedan llevar una vida sana y equilibrada.

Como en el mundo hay más pobres que ricos; por eso, Dios ha hecho las cosas de forma mucho más sabia, justa y buena: la gran verdad es que, para mantenerse sano, e incluso para recuperar la salud, se requiere de muy poco dinero.

SÉPTIMO PRINCIPIO DE LA LEY NATURAL: EL DESCANSO

El séptimo principio de la Ley Natural es El Descanso, el cual equilibra el ejercicio, generando la armonía que necesitamos. Si atendemos cada uno de estos principios, gozaremos de una vida larga y de calidad, es decir, llena de salud y libre de sufrimiento

Tipos de descanso: días que deben ser obligatorios

Descanso Diario. Es el que guardamos durante la noche. Se recomienda que sea de ocho horas, y que se inicie siempre en el mismo horario para generar hábitos de sueño saludables. Trasnocharse desequilibra nuestro cuerpo y nuestra mente, generando problemas en nuestro sistema nervioso y en nuestra conciencia.

Descanso Semanal. Desde el principio del mundo, Dios ordenó: “Acuérdate del día del Sábado para santificarlo. Seis días trabajarás y harás toda tu obra; mas el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas. Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó” (Éxodo, 20:8-11).

Es el mismo Creador del hombre el que aconseja tomar un día que sea únicamente para que toda la Creación recuerde que Dios hizo al hombre y a todo lo que le rodea, tal y como está escrito en Génesis, 2:1.

Descanso Anual. Consiste en un mes al año, pero sería mucho más equilibrado fraccionarlo en una semana por trimestre. Éstas vacaciones puedes destinarlas a retomar el contacto con la naturaleza y contigo mismo, revisar tu vida y ver qué aspectos necesitas mejorar para hacerla fiel a los Principios divinos, que son la garantía de nuestra felicidad presente y eterna.

Quienes sólo piensan en pasarlo bien en el presente, al final, tendrán que pagar un alto precio, porque cada uno diseña y construye su propio destino, y el tiempo perdido no se recupera jamás. Si hacemos de nuestra rutina todos estos principios, tendremos una vida más saludable.

DECÁLOGO DE LA LEY MENTAL Y ESPIRITUAL. Séptimo Principio

El séptimo mandamiento de la Ley de Dios es: “No cometerás adulterio” (Éxodo, 20:14). Jesucristo lo aclara en el Evangelio según San Mateo: “Se ha dicho: No cometerás adulterio. Yo os digo: todo el que mira a una mujer ajena deseándola, ya cometió adulterio en su corazón”. (Mt, 5:27,28).

Profundizando en este tema, leemos en Mateo: “Entonces vinieron a Él los fariseos tentándole y diciéndole: ¿Es lícito al hombre repudiar a su mujer por cualquier causa? Y Él les respondió: ¿Acaso no habéis leído que el Dios que los hizo al principio, varón y hembra los hizo? (Gen, 1:27). Y dijo: Por eso el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne. (Gen, 2:24) Y, siendo que ya no son más dos, sino uno sólo, lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre. Yo os digo: cualquiera que repudia a su mujer, salvo por causa de fornicación, y se casa con otra, es adúltero. Y el que se casa con la repudiada, es adúltero también” (Mt 19, 6-9).

En su 1° Carta a los Corintios, 7:2-11 dice San Pablo: “Por causa de las fornicaciones, cada uno tenga su propia mujer, y cada una tenga su propio marido. El marido cumpla con la mujer el deber conyugal y así mismo la mujer con el marido. La mujer no tiene potestad sobre su propio cuerpo, sino el marido; ni tampoco tiene el marido potestad sobre su propio cuerpo, sino la mujer. No os neguéis el uno al otro, a no ser por algún tiempo de mutuo consentimiento, para ocuparos sosegadamente en la oración; y volved a juntaros en uno, para que no os tiente Satanás a causa de vuestra incontinencia… Pero a los que están unidos en matrimonio, mando, no yo, sino el Señor: Que la mujer no se separe del marido; y si se separa, quédese sin casar, o reconcíliese con su marido; y que el marido no abandone a su mujer”.

Y luego agrega, en la misma epístola, 6:9-1: ¿No sabéis que los injustos no heredarán el Reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni lo adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores heredarán el Reino de Dios. Y esto eráis algunos de vosotros; más ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios”.

La decisión está en ti

La Biblia nos orienta para llevar una vida equilibrada y de buenas costumbres. Ir en contra de estas Leyes afecta tanto la propia salud como las relaciones con los demás. Si hasta ahora has vivido mal ¡no te preocupes!

Lo importante es que puedes arrepentirte y pedirle perdón a Dios. Acepta a Cristo como tu Salvador y obedece la voluntad de Dios en cuanto a tu alimentación y costumbres; Él te dará la fe y la fuerza de voluntad para hacer los cambios que necesites, y tu vida va a mejorar en todos los aspectos.

Dios te quiere sano y feliz, disfrutando de la salvación eterna, manteniendo un buen descanso.

CONCLUSIÓN

Dios nos ha dado sus Leyes y Mandamientos para el mantenimiento equilibrado de la vida humana, que es la obra más admirable de toda la creación. Ignorar estos preceptos, es violar la Ley de Dios. Quien viola las Leyes naturales en su cuerpo físico, seguramente también violará los Mandamientos. (CRA.17, 18 “Consejos sobre el Régimen Alimenticio” de E. G. de White).

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